A autora escribiu o texto en castelán para falar da lingua galega e
das suas lembranzas de nena de cidade que non tiña aldea... Semella unha
carta que dirixe a duas amigas que ten en Agromadas.
Prometí que lo haría y aún sin saber si es tarde ya o no, lo envío. Si
es tarde, se tira y si no lo es… pues hacéis lo que queráis.
Ya que este breve comentario, va a hacer referencia al gallego, me
gustaría poderlo escribir en Nuestra Bella Lengua, pero quiero confesar
que aunque gallega por los cuatro costados, no tengo conocimiento
suficiente de ella para poder hacerlo.
Nací en Vigo, ciudad de la provincia de Pontevedra. Tengo 46 años y me
avergüenza decir, que no sé hablar bien gallego ni escribirlo. En mi
casa siempre se habló el castellano.
Mi abuelo, que era muy sabio (sea dicho de paso) y del que puedo
presumir, decía que no podíamos hablar en gallego porque estaba
prohibido y por ello era para nosotros (los de Vigo) un gran tabú,
éramos de la Ciudad.
Cuando él era niño no pudo ir a la Escuela puesto que tenía que trabajar
para llevar las perrillas a su madre y aún así, solo y con mucho afán
llegó a ser Redactor del
Pueblo gallego, del
Faro de Vigo… y fundador de la
Sociedad Atlética de Vigo y del
Club de Halterofilia, pero nunca lo hacía en gallego, estaba terminantemente prohibido.
Así me crié, y hoy siento envidia de vosotros, si, los que os criasteis
en los pueblecillos de Galicia, esos que ahora habláis de forma tan
bonita, tan dulce y tan sencilla, en
gallego.
He intentado aprender, y siempre me lanzo cuando personas amigas como tú
Elena o como tú Nila me habláis en gallego, pero me trabo y a veces no
sé continuar.
Recuerdo cuando era pequeña y en el colegio llegaba el viernes, mis
compañeras (éramos todas chicas porque era colegio de monjitas), no
querían ir a sus aldeas, y yo no tenía aldea... Le preguntaba a mi
madre, ¿porqué nosotros no tenemos Aldea?... Y ella me contestaba que
todos los miembros de nuestra familia eran de Vigo.
No teníamos matanza del cerdo, no traíamos chorizos ni patatas para
casa… ¡Qué fastidio! Y el lunes, todas mis compañeras me restregaban por
las narices que habían estado junto a la lareira, que habían corrido
por el campo recogiendo patatas, que habían celebrado el magosto, que
habían recogido nueces…Y yo en Vigo, ¡menuda caca!
Como ya he dicho antes, tengo 46 años y sigo teniendo envidia de
vosotros, si, de todos los que tenéis aldea, pueblo…, y de los que
habláis tan bien el gallego.
Por ello os voy a hacer una petición:
Conservad y cuidad vuestros tesoros, porque nosotros, los de la ciudad (como se decía antes), lo envidiamos.
Un saludo muy fuerte.
Yolanda